Qué viva México cabrón

Cuando se casó con su nuevo marido mexicano tuvo que aceptar que viviría también con el hijo de este. Un joven ya de veintipico que estaba encantado con la nueva esposa del padre porque estaba como un tren. Una madura de casi cincuenta tacos pero justo el tipo de mujer que al chaval vuelve loco. No podía pasar mucho tiempo hasta que el chico de tan salido que iba espiara a la rubia tetona mientras hacía la cama sin bragas bajo la blusa.