La tetona madura está encantada con los obreros de la calle de su casa

Desde que están arreglando los alcantarillados de la calle la pobre madura no puede pegar ojo con tanto ruido. Desde temprano hasta la tarde con la perforadora dale que te pego. Pero es una mujer con muchos recursos y siempre ve la parte positiva, así que cuando sale con su blusa para hablar con los jóvenes obreros y pedirles por favor que la dejen descansar, se queda asombrada con lo guapos y fornidos que son. Con sus camisetas sudadas y marcando bíceps hay un chico de gorra que no deja de mirar su escote. Ella lo invita a casa a tomar un vaso de agua y por lo menos ya que no la van a dejar dormir que la dejen bien follada.