Mi regalo de cumpleaños fue una buena polla negra

Mi marido se lamentaba mucho por no poder estar conmigo en el día de mi cumpleaños ya que tenía que hacer un importante viaje de negocios, así que para que no me sintiera sola, decidió cumplirme una de mis mayores fantasías. Esa mañana, me dejó una nota diciendo que a las dos de la tarde, me acostara en la cama con los ojos vendados dispuesta a pasar un momento muy excitante, y a las dos en punto sentí que alguien entraba en el cuarto, me acariciaba, se paraba frente a mí para que lo tocara y al sacar su polla por la cremallera, descubrí una tranca tan enorme que no pude evitar quitarme las vendas para descubrir que tenía frente a mis narices a un negro bien polludo como siempre había deseado.