La madura vecina y el salido yogurín se lo pasan bomba en la merienda

Por las tardes el chaval se saltaba siempre que podía la última hora para correr hasta el edificio donde vive. Allí la vecina del cuarto lo espera con una rica merienda y muchas ganas de hacer guarradas. El impaciente chico no puede esperar a que la vieja vecina termine de regar las plantas, así que estando ella subida al sofá le mete mano entre las piernas para palpar su chochito y sus nalgas. Ella se deja hacer pero en cuanto termina de regar el ficus se dispone a disfrutar de la verga desbocada del chaval que está deseando sentir entera en su boca.