Experiencia cercana a la muerta con la doctora madura más caliente

Nunca sabrá si fue real o simplemente los efectos de la anestesia, pero este chico de veinti pocos tuvo el sueño erótico más real de su vida. Se despertaba en la cama del hospital y aparecía la doctora más caliente y provocativa que había visto nunca, con un fonendo para auscultar sus latidos y la camisa desabrochada ofreciendo unas vistas de infarto. Bajo la camisa se veía un par de tetas sufriendo la fuerza de la gravedad que aceleró el pulso del chico. Todo le parecía muy raro pero a la vez muy real, sentía las manos de la rubia de bote con gafas y tetas grandes, posarse en su pecho y recorrerlo mientras le iba quitando la ropa. No sabrá si venía del cielo o el infierno, pero lo que si no olvidará nunca fue la descomunal comida de polla que le hizo.